Villa de Altura: Altura, la Cartuja de Valldecrist y los sextos centenarios |
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(Fuente: Programa de fiestas 2004)
La Cartuja de Valldecrist constituye desde su fundación parte consustancial en la
historia de nuestro municipio y elemento fundamental en el patrimonio cultural del pueblo
valenciano.
La Cartuja de Valldecrist se funda a finales del siglo XIV por expreso deseo del Infante
D. Martín en tierras pertenecientes al municipio de Altura. El Papa Clemente VII concede
permiso para fundarla en abril de 1.383, tomando posesión los primeros monjes en junio de
1.385. En 1.399 D. Martín es coronado rey de Aragón y comienza a construirse en 1.405
una Iglesia de mayores proporciones, la Iglesia Mayor.
La Cartuja de Valldecrist se convierte así pronto en el monasterio cartujo más
importante del antiguo Reino de Valencia y en uno de los núcleos político, cultural y
religioso cuya relevancia queda patente en siglos sucesivos y hasta su exclaustración
definitiva en julio de 1.835. Personajes como, Bonifacio Ferrer, primer Padre General
valenciano de la Orden Cartuja autor de la Biblia Valenciana, Francisco Maresme último
Padre General de la Orden valenciano y español, o Luis Mercader, humanista y embajador de
Fernando el Católico ante el Papa Borja Alejandro VI, habitaron entre sus nobles muros.
En el mundo de las artes, Valldecrist acogió lo más selecto en la producción plástica
del momento e impulso obras arquitectónicas tan singulares como su Iglesia Mayor, de cuyo
inicio de las obras pronto se *****plirán 600 años, y su claustro gótico, cuyas
dimensiones y armonía lo convertían en obra única.
En el ámbito político, social y religioso la influencia de Valldecrist se plasmó en su
destacado papel para la resolución del Compromiso de Caspe y el cisma de Occidente,
cuando se estableció aquí el Capitulo General de la Orden y, posteriormente, la Casa
Capitular y Sede del Definitorio para siempre de la independiente Congregación Nacional
de Cartujas de España .
Sin embargo, esta productiva existencia cuyo esplendor se prolongó por espacio de 450
años se trunca dramáticamente con la desamortización de Mendizábal en 1835. A
partir de ese momento la Cartuja de Valldecrist sufre una sistemática devastación que
sume en la ruina total su exuberante patrimonio artístico y arquitectónico, situación
agravada por el abandono institucional y la falta de conciencia colectiva respecto a la
importancia de su conservación. A partir de ahí, historia y leyendas se confunden en la
memoria colectiva, alimentan fantasías sobre la crudeza o la bondad de los monjes
cartujos, su infinita sabiduría, los tesoros ocultos, el inmenso patrimonio cultural del
monasterio, su relación con el Santuario de la Cueva Santa,.. o su desesperada fuga por
una galería secreta de la que nunca más se supo.
Tan solo tras 150 años de abandono, la conmemoración del sexto centenario de la
fundación de Vall de Crist en 1985 resucitó el interés por el monasterio e impulsó
diversas iniciativas tendentes a la recuperación de su patrimonio cultural.
Fructificó una primera campaña de excavaciones en el verano de 1986 y se descubrieron
nuevas dependencias que albergan valiosos restos arqueológicos. Se sucedieron las
excavaciones al tiempo que se inició la consolidación y restauración de los restos
arquitectónicos. La Escuela Taller Cartuja de Vall de Crist, financiada por el INEM se
incorporó a los trabajos de restauración en 1.989 aportando importantes recursos
materiales y humanos para su revalorización.
La labor desarrollada en aquel momento por el Ayuntamiento de Altura, la colaboración
institucional, la predisposición manifestada por los propietarios de las parcelas agrarias ubicadas en el recinto y el
acicate del Centro de Estudios del Alto Palancia fueron sin duda fundamentales en la
gestación de estas actuaciones. Sin embargo, y a pesar de todo, lejos de consolidar un
proceso irreversible la confluencia de iniciativas se convirtió tan solo en un
“pluf” de escasa consistencia que salvó un compromiso ineludible sin
comprometer realmente la necesaria puesta en valor del antiguo cenobio de Valldecrist.
El desentendimiento político, la desidia notoria por parte de las instituciones
responsables de la conservación del patrimonio cultural, el abandono y el deterioro
manifiesto de Valldecrist son, por desgracia, prueba evidente de tal afirmación. Durante
la última década tan solo el periódico espoleo de las conciencias ocasionado por el
calendario electoral ha recordado a las fuerzas políticas la precaria situación de este
complejo arquitectónico. Y, hay que reconocerlo, la presión social, la reivindicación
popular respecto a las urgentes acciones tampoco ha sido precisamente ejemplar.
Aún así, a pesar de todo, y al menos sobre el papel, la Cartuja de ValldeCrist
constituye todavía un preciado patrimonio cultural para Altura, el Alto Palancia y el
pueblo valenciano. Una pieza clave en cualquier proyecto colectivo para nuestro futuro. El
consenso alcanzado respecto a la consideración del entorno como bien público, así como
la necesaria consolidación y restauración del cenobio, ha superado la perspectiva local
y se ha plasmado en acuerdos asumidos unánimemente por las Cortes Valencianas que una y
otra vez insisten sobre la urgente necesidad de intervención.
No obstante, las Conclusiones del Congreso Internacional sobre las Cartujas Valencianas
celebrado en abril de 2003 confirmaron de nuevo la necesidad de insistir en la cuestión y
textualmente afirman: “Este Congreso ha servido para llamar la atención sobre la
necesidad de proteger y rehabilitar el riquísimo patrimonio arquitectónico y artístico
desgraciada e irreversiblemente dañado de la Cartuja de Valdecristo, devastada con una
saña difícilmente superable por ningún otro monasterio valenciano. Esa infortunada
cartuja de Altura, referente no solo de un municipio sino de una comarca, ansiosa
afirmación de la continuidad de la vida y del valor de la memoria histórica ante la
sinrazón. Ahora, tal como se recoge en el Manifiesto de Valldecrist, “la
conmemoración en abril de 2005 del sexto centenario de la colocación de la primera
piedra de la Iglesia y Claustro mayor de la Cartuja de Valldecrist por parte del Rey
Martín I constituye una buena oportunidad para superar definitivamente un agravio
comparativo histórico pendiente y comenzar una nueva etapa en el renacimiento y
rehabilitación de este desgraciado cenobio, uno de los casos más sangrantes e injustos
de todo el patrimonio histórico-artístico valenciano, un reto para la sociedad y, sobre
todo, para las instituciones valencianas del tercer milenio, que esperemos estén a la
altura de las circunstancias”.
Por el momento, recordada una vez más la Cartuja tras la firma del manifiesto elaborado
por la Asociación Cultural Cartuja de Valldecrist y aprobada una explicita declaración
institucional por parte del Ayuntamiento de Altura, el monasterio parece haber comenzado
un nuevo periodo de visitas y promesas de grandes inversiones en el horizonte de 2005. Por
su parte, el Consejo Municipal de Cultura y la Concejalía Delegada ha comenzado a
elaborar en colaboración con las administraciones responsables, colectivos culturales y
personas particulares un ambicioso programa capaz de garantizar y aglutinar esfuerzos en
torno al proyecto de Valldecrist para que este segundo centenario sea el definitivo, para
que un séptimo centenario sea posible.
Actualmente se ha creado la Comisión para la celebración del Sexto Centenario de la
Iglesia Mayor de Valldecrist y comienzan a surgir las ideas y primeros proyectos cuyo
contenido en breve comenzarán a hacerse públicos. Se trata de una comisión abierta en
la cual las aportaciones de cuantas personas se sientan motivadas por el tema son
importantes y en la que, por supuesto, contamos también contigo si lo estimas oportuno.
Vicenta Górriz. Concejal Delegada de Cultura del Ayuntamiento de
Altura.
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Enviado el Martes, 14 septiembre a las 23:00:32 por admin |
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